miércoles, 9 de diciembre de 2015

Misiones Transculturales




 

 

 

 

Introducción

Hace pocos años atrás se cumplió los 100 años de la llega de los primeros misioneros a Bolivia. Muchos de ellos murieron de manera atroz por comunicar el evangelio de Jesucristo en nuestra nación, una nación que en aquellas épocas estaba dirigida espiritualmente por los sacerdotes católicos.
En este momento de la historia, vemos que ya somos una iglesia madura y que pasamos de ser la iglesia receptora a ser la iglesia envidadora, dejamos de ser campo misionero para ser envidadores de misioneros.






1.        Historia y actualidad de la misión transcultural



Hch. 8:4, 9:31, 16:5.

El enorme crecimiento numérico de la iglesia en los primeros siglos nos lleva a preguntarnos qué métodos misioneros empleó la Iglesia en su expansión y como fue traspasando sus fronteras. 

El evangelismo no tenía lugar en las iglesias, sino, en las cocinas, los talleres y los mercados. Algunos maestros famosos tales como Justino y Orígenes, sostenían disputas en sus escuelas y ganaban así algunos conversos entre los intelectuales. Pero el hecho es que en la mayoría de los casos fueron cristianos anónimos quienes mediante su testimonio abrieron el camino a la conversión de muchas personas. Tal es el caso de Gregorio Taumaturgo que se había convertido a través del testimonio de Orígenes, cuando Gregorio regreso a Ponto, y llego a ser obispo de Neocesarea, su gran éxito evangelistero  se debió a los milagros que ocurrieron a través de sus manos.

También puede sorprendernos el hecho de que, después del Nuevo Testamento son escasísimos los datos que tenemos acerca de misioneros al estilo de Pablo o de Bernabé.

Durante la época del año 400 al 800; fueron evangelizados algunos grupos europeos, llegando en esa época a Roma, ya que anteriormente Roma había exiliado a los herejes cristianos a las regiones del norte y del occidente del continente.

Durante el período de 1800 al 1900, hay una fuerte ola de misioneros, quienes fueron enviados especialmente por el rey de Dinamarca hacia la India; también en esa época Bartolomé Ziegenbalg, enfatiza la necesidad de estudiar la filosofía y cultura hindú para contextualizar los esfuerzos del equipo plantador de Iglesias. El conde de Zinzendorf con los misioneros de la Iglesia Morava, envió a los pueblos descuidados y despreciados del mundo a docenas de Misioneros.

Después de la conquista de nuevos mundos, grandes explosiones ocurren durante los años 1500, 1600 y 1700 con la justificación de cristianizar el mundo. Se plantan iglesias en las América, en las franjas de África, al sur del Sahara, a través de las regiones del norte de Asia, y en gran parte del sur y de oriente de Asia, y en sus islas aledañas.

Pero uno de los más grandes de los misioneros de la era moderna fue William Carey, que escribe y defiende frente a un grupo de ministros, sobre el tema de misiones, si era algo que les competía a ellos realizar o no; por lo cual Carey ante la negativa de estos ministros, responde con un análisis de un folleto con las siguientes palabras: "Una investigación sobre la obligación de los cristianos de utilizar sus medios para la conversión de los paganos". Por lo tanto, esto provocó en sus amigos crear una agencia misionera con una estructura incierta y débil; proveyendo el respaldo mínimo que necesita para ir a la india. Sin embargo, su ejemplo impacta a través del mundo de habla inglesa y su libro se convierte en Carta Magna del movimiento misionero protestante.

Del Antiguo Testamento se desprende el hecho que el plan de redención de Dios es para todos los pueblos de la tierra. Dios escogió y formó un pueblo que sería bendición a todas las naciones (Génesis 12:1-3). El pueblo judío es pues el instrumento de Dios para encarnar y llevar su evangelio a todas las naciones de la tierra.

En el primer siglo los primeros cristianos judíos quisieron imponer sus cargas religiosas sobre los gentiles. Esto lo podemos ver con más detenimiento examinando el pasaje de Hechos 15: 1-29, el llamado Concilio de Jerusalén, donde la iglesia del primer siglo se enfrenta a un problema muy real y controversial, acerca de si era necesario que los gentiles se hagan judíos para ser verdaderos cristianos, como los llamados judaizantes sostenían.

En la misión transcultural debemos evitar la imposición cultural nuestra o del misionero. Debemos dejar que el Espíritu Santo obre en la vida de los creyentes para que ellos determinen con la ayuda de la palabra lo que deben afirmar y transformar en su cultura.


2.        Comunicación con misioneros en Países de ingreso hostil


La persecución de la iglesia hoy es más vigente que en tiempos bíblicos. Existen alrededor de 50   Países más peligrosos para la predicación del evangelio. La iglesia y nuestros hermanos en Cristo en estos lugares, tanto los nuevos como los misioneros sufren una activa persecución.

Por esta razón es importante que como iglesia sepamos como comunicarnos con ellos.
Tips para la comunicación segura con nuestros hermanos misioneros.

ü  Evite escribirle a través de las redes sociales como Facebook o whatsaap, son muy vulnerables y de baja seguridad.

ü  No nombre a Dios en sus correos, puede reemplazar este nombre, con “EL PADRE” o “nuestro padre”.

ü  No nombre a Jesús en sus correos, puede remplazar este nombre con” el Amado”.

ü  No nombre el Espíritu Santo, puede remplazar este nombre con “El consolador”.

ü  Evite los términos eclesiásticos como hermano, aleluya, amen y otros.

ü  Evite mencionar el término “pastor”.

ü  Evite nombrar el término “Iglesia”.

ü  No pregunte sobre el trabajo específico que está haciendo el misionero, tampoco hable de los convertidos que tiene el misionero.

ü  Evite dar direcciones o números de telefónicos suyos o del misionero.

3.        ¿Qué es ser misionero hoy?

Cuando hablamos que significa ser misioneros en la actualidad tenemos que pensar primeramente en la Iglesia y preguntarnos: ¿Qué es ser Iglesia misionera en el mundo de hoy?, ¿Puede una iglesia no ser misionera? 

En primer lugar afirmamos que la naturaleza de la iglesia es misionera. Hablamos que la iglesia es la iglesia en el mundo y para el mundo. No se concentra solo en el cielo. Se involucra en el mundo y por lo tanto es misionera. Será estar en el mundo siendo distinta del mundo. El problema que tenemos muchas veces es que la iglesia no se da cuenta de su naturaleza misionera y que ha sido enviada al mundo. La iglesia es enviada a compartir el gozo y la esperanza, en medio de la tristeza y la angustia de la gente de nuestro tiempo, en particular de los que son pobres o afligidos en cualquier forma.
En segundo lugar debemos reconocer que vivimos una tensión entre lo que se denomina misión global y misión local. Muchas veces estos términos están enfrentados sin darnos cuenta que forman parte de la misma moneda pero con dos caras diferentes. Para resolver esta dicotomía  muchos están usando el termino Misión GloCal. Es lo global y local en forma “simultanea” según lo expresa el texto de Hechos 1:8. Ninguna área de la iglesia debe estar como una cenicienta o ser la más importante. Nos habla de dignidad, simultaneidad y equilibrio. Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra nos expresan que cada área de trabajo y servicio deben estar debidamente balanceadas y atendidas.
En tercer lugar ser misioneros no es una opción, es un mandato (Mateo 28:18-20, Marcos 16:15, Juan 20:21, Hechos 1:8). Implica también que debe haber una moralidad de la Fe. Debemos preguntarnos: ¿Por qué todavía  la cuarta parte del mundo o el 27% de la población mundial no ha tenido acceso al evangelio o escaso acceso al mismo? ¿Qué pasa con los que no escucharon y aun no han tenido conocimiento del evangelio? Nuestro mundo tiene hoy 7.3 mil millones de individuos que viven en 234 naciones geopolíticas, pero más de 16.000 etnias. De esas etnias, más de 6.600 grupos permanecen como los menos alcanzados. La iglesia necesita asumir un compromiso más intencional.
Muchas veces surgen malos entendidos en cuanto a que algunos son misioneros y otros no lo son. David Bosch fue cuestionado en su momento cuando afirmo que todo es misión. Algunos argumentaban que cuando todo es misión entonces nada es misión. David Bosch respondió que esta tensión la debemos resolver de una manera creativa.  Una forma de avanzar hacia esta creatividad es cuando asumimos que toda la iglesia es misionera, todos sus miembros son misioneros aunque muchas veces no seamos conscientes de esta realidad y todo es misión.
Pero entonces,… ¿Qué es ser misionero en el día de hoy?
Ser misionero hoy significa que somos parte de una comunidad de Fe que encarna la visión de llevar todo el evangelio a todo el mundo.
Ser misionero hoy es darnos cuenta que hemos sido enviados al mundo para amar, servir, predicar, enseñar, sanar y liberar. Implica tener grandes sueños afirmando nuestra identidad en la Oración, Justicia, Misericordia, Humildad, Obediencia y Valentía en semejanza a Jesucristo. Es servir a la gente más olvidada de la ciudad, la nación y el mundo.
En este servicio misionero debemos resaltar la labor de los misioneros transculturales trabajando en el mundo animista, hinduista, budista, islámico, ateo y postmoderno. Hoy tenemos más de 14.000 misioneros iberoamericanos en la tarea transcultural. Ellos cruzan barreras lingüísticas, culturales, geográficas para que todos tengan una oportunidad de conocer a Jesucristo como Señor. Su esfuerzo, perseverancia y pasión es digna de destacar. Su sentido de llamado, convicción y sacrificio nos indica el camino a seguir. No solo es conocer lo que Dios quiere sino obedecer.
El trabajo en la misión es el trabajo conjunto del Espíritu Santo, la Iglesia y sus Misioneros La señal que tenemos como iglesia es la cruz de Cristo. La iglesia debe tener credibilidad y no centrarse en una vida feliz, cómoda y exitosa. El propósito es la redención y reconciliación. La iglesia no siempre acompaña los procesos misioneros. La iglesia es responsable en desarrollar procesos intencionales que identifican, capacitan, sostienen y cuidan a los siervos enviados como agentes de transformación en la misión transcultural. También debemos estar conectados con el campo de servicio, trabajando en unidad, aprendiendo unos de otros y realizando los ajustes necesarios.
La misión es universal e integral. La iglesia por medio de sus misioneros transculturales llevará el mensaje de Salvación a todas las naciones correspondiendo este mensaje en palabra y hechos. Incluirá al mundo entero como campo de misión y las iglesias en todas partes deben ayudarse unas a las otras para llegar hasta lo último de la tierra.

4.        El misionero transcultural, su cuidado y sus cualidades

4.1. Cuidado del misionero transcultural:


La vida del apóstol Pablo es un ejemplo claro de un misionero transcultural, rodeado de amigos y hermanos en la fe, a quienes Dios puso en su vida para cuidarle y ministrarlo, siendo de gran apoyo en su ministerio, facilitando que pudiera cumplir  el llamamiento de llevar el evangelio a todas las naciones.
El cuidado al misionero no era una tarea exclusiva de personas “expertas” o especializadas. La Biblia nos muestra que todos somos miembros del cuerpo de Cristo y como tales, todos y cada uno debemos mantener la unidad, procurándonos, preocupándonos unos por otros, cuidándonos y exhortándonos a seguir creciendo en el conocimiento del Señor, para cumplir  la obra que nos ha sido encomendada (Efesios 4:15-16; 1Tesalonicenses 5:14-15).
El apóstol Pablo menciona en sus cartas,  más de 70 nombres de personas que fueron usadas por Dios para ministrarlo, apoyarlo y cuidarlo. Algunos de ellos fueron Febe, Priscila y Aquila (Romanos 16:1-4) que lo ayudaron y hasta fueron capaces de exponer su vida por él.  Estefanás, Fortunato y Acaico (1 Corintios 16:17-18) confortaron su espíritu. Aristarco, Marcos y Justo (Colosenses 4:10-11) se encargaron de consolarlo. Onésimo (2 Timoteo 1:16-17) muchas veces buscándolo con solicitud, lo confortó y le fue de gran bendición.
También los hermanos de Tesalónica, enviaron por medio de Timoteo saludos cariñosos, buenas noticias de su fe y amor,  lo cual para el corazón de Pablo, en medio de toda su aflicción y necesidad, fue de mucho consuelo. Los hermanos de Corinto fueron usados por Dios para bendecir y confortar a Pablo que estaba pasando por conflictos externos y temores internos, de tal forma que decidieron  enviar a Tito para demostrarle en palabra y hecho el amor y solicitud que ellos le tenían (2 Corintios 7:5-7). Los filipenses  se hicieron presentes, por medio del apoyo económico (Filipenses 4:10.15).
 El cuidado empieza mucho antes de que el misionero se prepare para salir; continúa mientras está en el campo y sigue cuando regresa a casa. Pablo siempre contó con el apoyo emocional, espiritual y financiero,  tanto de líderes como de hermanos creyentes en la fe;  juntos participaron en la defensa y confirmación del evangelio. (Filipenses 1:1-8; 4:15).

El cuidado al misionero involucra tres niveles diferentes de personas:  
1.       El pastor y líder que reconoce la necesidad del cuidar. Apoyar, entrenar y sostener a su misionero.
2.       La persona con los dones, visión y talentos para establecer y mantener un programa que se encargue de orientar, ministrar, actualizar y ayudar al desarrollo constante del misionero y su familia, desde antes de ir al campo y aun después que haya regresado.
3.       Cada miembro es responsable del bienestar del misionero (1Corintios 12:25).
Se concluye que el cuidado misionero es:
a.       Bíblico.
b.       Imprescindible, porque no podemos limitar el potencial del misionero sino apoyarlo a  que rinda al 100% de su capacidad.
c.       Urgente porque ya se están enviando misioneros al campo sin este cuidado, exponiéndose a fracasos. Dios sigue levantando obreros y debemos evitar que regresen del campo desanimados, sintiéndose fracasados y frustrados ya que esto afecta tanto al misionero, el campo y la iglesia que envía.
d.       Edificante porque la iglesia es grandemente bendecida, el misionero y su familia es reconfortada, apoyada y animada a permanecer y continuar con la labor que les ha sido encomendada.

4.2. EL OBRERO TRANSCULTURAL:

La primera consideración antes de postularse como candidato para el servicio misionero extranjero es el asunto del llamamiento.  Todo cristiano está llamado a ser un santo (Rom. 1:7) y a testificar de Cristo en toda oportunidad (Rom. 10:9,10; Hch. 1:8).  Pero hay también un llamamiento personal a un servicio especial. Ef. 2:10.
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
El trabajo de un misionero transcultural es la respuesta a un llamamiento divino. Uno tiene que estar llamado de Dios y preparado por Dios para ejercer ese ministerio.  Pablo lo aclaró bien: Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza (1 Tim. 1:1).
Un llamamiento es un proceso y en algunos casos demora meses o aún años para confirmarse.  Puede comenzar como una curiosidad que luego llega a ser un interés especial en las misiones.  Al leer literatura misionera y tener contacto con misioneros, visitar países extranjeros, estudiar las Escrituras, y orar, el corazón se conmueve y crece más y más la convicción que Dios le está dirigiendo a ser misionero.
Hay ciertas calificaciones de un buen misionero. La primera es la necesidad de cumplir con las cualidades espirituales enumeradas en la Biblia para un líder en la iglesia, Tito 1: 5-9.
Físicamente, el candidato y su familia deben gozar de buena salud.  Es especialmente importante si van a trabajar en un campo donde el clima es caloroso y húmedo, donde hay escasez de alimentos nutritivos, enfermedades contagiosas, y falta de condiciones sanitarias. Sin embargo, Dios puede proteger a los que están en Su voluntad y vencerá estas condiciones para los que le sigan.
Es especialmente importante que disfruten de estudios en un instituto o seminario bíblico. Sin embargo, la prueba verdadera de la capacidad intelectual de uno es que siga estudiando y creciendo aparte de los programas de educación formal.  Nunca lo sabemos todo y debemos estudiar continuamente. 
Si uno siente llamado a fundar iglesias, la mejor preparación que puede conseguir es fundar una iglesia en su propia cultura antes de intentar hacerlo en otra.
La cultura anfitriona es diferente de la cultura nativa del mensajero y las dos son diferentes de la cultura bíblica.  El Espíritu Santo guía en el proceso de interpretar y aplicar las Escrituras a la vida en cualquiera cultura. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. . . .Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él (1 Jn. 2:20,27).  Tenemos que confiar que los creyentes pueden aprender a interpretar el mensaje por sí mismos y sacar aplicaciones espirituales a temas contemporáneos.
Es obligatorio que cada misionero domine el idioma del sitio tan pronto como sea posible después de llegar al campo. Un conocimiento del lenguaje del pueblo es indispensable para la eficacia del misionero. Hay que tener una comprensión cabal del vocabulario, gramática, modismos, pronunciación, etcétera, del lenguaje. El estudio del idioma es un proceso largo para los adultos.  Requiere tiempo y esfuerzo para lograr la transición de pensar en el idioma nativo a  pensar en el lenguaje nuevo.
El envío de un misionero divinamente nombrado es una manifestación de la obra del Espíritu Santo en la interacción global de los miembros del Cuerpo de Cristo.  Es preciso que el candidato se dé cuenta de cuál es su puesto en la misión de Dios y cuanto depende de los demás miembros del equipo de cosechadores que el mismo Dios ha enviado por todo el mundo.

4.3. CUALIDADES DE LOS CANDIDATOS PARA EL SERVICIO TRANSCULTURAL


2 Tim. 4:7-8.

Estabilidad emocional.

 Las irritaciones son una parte de la vida cotidiana en un ambiente transcultural.  Muchos de los desertores sufrieron de mala salud mental y falta de madurez.

Adaptabilidad. 

La cultura será radicalmente diferente de todo lo que el misionero ha experimentado antes. El clima, la comida, el vestir, el idioma, la religión, y las costumbres muchas veces le serán incómodos. Es esencial que él se adapte a las costumbres de la gente anfitriona; si no puede cambiar sus costumbres, su estadía será corta.

Versatilidad

 Es una ventaja tremenda poder hacer bien una variedad de cosas.  El misionero no sólo tiene que predicar y enseñar, es muy probable que tendrá que reparar su carro, construir edificios, guardar la contabilidad, administrar instituciones, hacerse de gasfitero, electricista, y más.

Un concepto sano de sí.

Es importante que el misionero pueda reírse de sí.  No debe tomarse muy en serio ni a sí mismo ni a sus colegas. Muchas veces una situación tensa se alivia cuando se lo ve por su lado gracioso.

Habilidad en relaciones interpersonales.

Generalmente los misioneros son personas con un carácter resuelto y les es difícil esperar en la iniciativa de otros.  Además, no siempre es posible escoger sus amigos y compañeros de trabajo.  Es muy importante que sea adaptable a estas situaciones.

Buena voluntad para obedecer órdenes.

 La actitud de un siervo es esencial “el que quiere ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir”… (Mt. 20:27,28).  El misionero tiene que reconocer y muchas veces sujetarse a la autoridad de la congregación o el liderazgo local para que la iglesia sea realmente autóctona.

Capacidad de aguantar penalidades

. El misionero, aún más que otros creyentes, tiene que aceptar que no es de este mundo.  Somos soldados y no somos llamados a una vida de reposo y comodidad.  El bienestar físico, la seguridad económica, o la prosperidad material no son las metas de los que están llamados a obedecer la comisión del Rey de Reyes.

Paciencia y perseverancia. 

 Puede ser que no logremos los resultados que esperamos en nuestro ministerio ni el interés que imaginábamos de parte de aquellos a los que somos enviados. A veces hay que sembrar y cultivar la semilla de la Palabra de Dios durante mucho tiempo antes de ver la cosecha. Dios busca fidelidad en Sus siervos.

Sin un complejo de superioridad.

Nuestra manera de hacer las cosas no es necesariamente superior a las demás. Simplemente es diferente. El misionero transcultural tiene que estar listo a aprender y apreciar una cultura distinta.

Sin prejuicios nacionales o raciales.

Parece que no hay ningún país en el mundo que no tiene alguna forma de prejuicio racial. Necesitamos la mente de Cristo (Fil. 2:3-8). Debemos ser patrióticos en nuestra tierra y apreciar nuestra herencia, pero el nacionalismo extremo (pensar que nuestra patria es superior a los demás) está mal y es pecado.

 


5.        El choque cultural

 5.1. FACTORES QUE CONTRIBUYEN AL CHOQUE CULTURAL:

a.       El clima. Un cambio drástico del clima al cual uno está acostumbrado es una adaptación difícil y puede afectar el bienestar físico, también.

b.       La pobreza. Aunque el misionero pueda haber experimentado la pobreza, es muy posible que vea una pobreza extrema tal como nunca hubiera visto, ni en el televisor.  El hecho que no puede solucionar el problema él mismo aumenta su frustración.  Le conmueve al fondo de su ser.

c.       El hambre. Esta calamidad, que acompaña la pobreza, es una situación que afecta a cualquier que tiene que presenciarla. El hambre es endémica en algunos países y el misionero puede sentir obligado a pasar su tiempo alimentando a los hambrientos y procurando salvar vidas. Es una decisión que produce mucha tensión.

d.       La enfermedad. Es muy difícil para el misionero ver la enfermedad, la dolencia, y la desnutrición en su alrededor y no poder hacer nada para aliviar la situación. Millones mueren innecesariamente porque carecen del saneamiento público.

e.       El idioma. El no poder comunicarse verbalmente es muy frustrante y produce un sentir de impotencia. Cuando uno no puede pedir direcciones o hacer una llamada telefónica, experimenta ansiedad y tensión.

f.        Costumbres extrañas. Todos los apuntes culturales (señales y símbolos) conocidos desde la niñez son inútiles. Palabras, gestos, expresiones faciales, y costumbres son una parte de nuestra subconsciencia. Uno se siente completamente desorientado. Demora años aprender con esmero estos apuntes culturales.

g.       Molestias menores. El abastecimiento de agua o corriente eléctrica puede ser esporádico. El alojamiento puede ser incómodo.

5.2.  VENCIENDO EL CHOQUE CULTURAL:


a.       Recordar a Jesús y la Encarnación.  (2 Cor. 8:9; Fil. 2:5-8)

b.       Reconocer que el choque cultural es una reacción normal.  El misionero es un ser humano normal con sentimientos normales. Su reacción a los cambios culturales no tiene nada que ver con su espiritualidad.

c.       Recordar que otros lo han vencido. Será difícil creer, en el fangal de depresión, que otros hayan salido vivos y victoriosos. Pero así es, y él también sobrevivirá.

d.       Aprender el idioma lo más pronto posible. La perspectiva de la vida cambia totalmente cuando uno puede conversar con los amigos y vecinos, y enseñar y predicar con facilidad.

e.       Participar en la vida social de la gente. No se debe limitar los contactos sociales a los del idioma nativo. Es una tentación fuerte hacerlo pero los misioneros exitosos se mezclan y se juntan con la gente y forman amistades entre ellos. Actividades sociales ayudan mucho en el aprendizaje del lenguaje.

f.        Buscar lo bueno en la cultura. Hay aspectos agradables y desagradables en cada cultura.  El recién llegado tiene la tendencia de preocuparse con el negativo. Con determinación el nuevo misionero puede apreciar los aspectos buenos y agradecer a Dios por ellos.

g.       Olvidarse de la vida en su tierra. Todo lo maravilloso y atractivo de la cultura nativa del misionero ya son cosas del pasado y debe olvidarse de ellas hasta que vuelva a visitar su país.

h.       Confiar en la gracia de Dios. (Fil. 4:11,12; 2 Cor. 12:9; 2 Cor. 9:8)  Si el misionero está allí por el llamamiento de Dios, Su gracia es suficiente.

6.        ¿Por qué latinos?

6.1. ¿Por qué crees que la personalidad latina ayuda a la misión?

Creo que nosotros hemos sido desarrollados como un pueblo que tiene una mezcla de culturas y hemos crecido con una diferente perspectiva. Nosotros como latinoamericanos, teniendo estas mezclas de cultura judías, latinas, íberas, españolas. Hemos venido desarrollando cosas como la amistad. Procesos relacionales que se han vuelto mucho más profundos en América Latina. Si pudiéramos ver un poco desde la perspectiva sociológica a los latinos los veríamos como aquellos que tienen mucha más facilidad de acercamiento, construir y crear amigos. Creo que si hablamos de personalidad estamos hablando de una América Latina que puede proponer una obra misionera donde las relaciones interpersonales se dan dentro del proceso misionero. Esto nos está ayudando a nosotros a entrar a muchísimos países donde antes la obra misionera se había visto como una obra impositiva, una obra que venía para desarrollarse (en muchos lugares la llamaron de conquista de colonialismo). Gracias a Dios por el carácter del latino y por las experiencias  que nosotros vivimos en América Latina. Con nuestro desarrollo social, político, económico. Estamos llevando una obra misionera solidaria. Una obra misionera de igual, una obra que nace en la pobreza y se desarrolla en la pobreza. Una obra que nace en un contexto de necesidad y se desarrolla en otro contexto de necesidad.

Estas verdades que América Latina ha vivido a lo largo de todo estos años que no han sido realmente consientes para un  proceso misionero. Ahora se están convirtiendo en herramientas preciadas en el desarrollo de los procesos misioneros en los países que queremos alcanzar.

Así que los latinos, no puedo decir que esto les va dar una ventaja hacia la victoria pero que si les da una ventaja hacia formular un proceso misionero que es mucho más cercano a las necesidades en este tiempo.

6.2. ¿Por qué crees que ha crecido el número de misionero latino?

Hay varios factores que influyen.

Primero La visitación que nuestro continente está sufriendo de parte de Dios. Algunos lo llaman avivamiento. Hay una discusión acerca al tema y yo podría decir sin definir si es o no un avivamiento, que es una visitación total.

En América Latina eso está haciendo que nuestras iglesias crezcan, que nuestros recursos humanos crezcan, que nuestros jóvenes estén llegando a nuestras iglesias y esto lógicamente produce un potencial de tener recursos humanos en nuestra iglesia y eso recursos humanos están tratando de encontrar como sirven al Señor. Yo creo que esto es un factor que ayuda muchísimo a que tengamos más recursos humanos para poder servir a la obra misionera.

Pero en segunda instancia, Dios ha estado deliberadamente desarrollando una vocación misionera para este tiempo. Antes nosotros no teníamos esta carga misionera que tenemos ahora. También tenemos que contar con el factor tiempo de Dios, en el que Dios estaba pensando usar a América Latina en una época especial de la historia y vemos que está sucediendo ahora. Vemos que nosotros hemos crecido como iglesia, no sólo en número sino también en madurez. Nuestra iglesia que era un campo misionero ahora se está convirtiendo en una fuerza misionera y esto se está dando por la misma maduración que tiene la iglesia.

6.3. ¿Hay algún estigma que tienen que enfrentar los latinos?

Depende del lugar del mundo a dónde va el latino. Los latinos sufrimos de una segregación y de cierto separatismo, pero ésta segregación viene muchas veces más de países desarrollados que subdesarrollados. 

La ventana 1040 y en países lejanos del Sur de Asia y la India dónde no tienen mucho conocimiento de Latinoamérica, no tienen razones de peso para segregarnos. Creo que están entrando muy bien por su personalidad, forma de ser, apariencia física. Me imagino que puede haber  grupo de segregación en algunos países pero no estamos viviendo eso en países del mundo de los 2/3.Estamos viviendo una segregación en países que queremos ayudar como por ejemplo España, Norte América, Alemania, Inglaterra.


7.        Tai Lee – Llamado A La China


Soy la mayor de cuatro hermanos y la única mujer. El hogar en el que crecí fue un hogar pobre y no cristiano; sin embargo, durante varios años de mi niñez asistí a las Escuelas Bíblicas de Vacaciones que realizaba una iglesia cercana a nuestra casa. Mis padres en una oportunidad decidieron asistir a dicha iglesia, pero esto no duró mucho, debido al problema de alcohol que mi padre tenía. Cuando tenía doce años, nos cambiamos de casa y así terminó mi primer contacto con la iglesia evangélica.
Mi padre falleció cuando yo acababa de cumplir quince años y aún no había terminado la educación secundaria. En ese tiempo, la pobreza de mi hogar se acrecentó y mi madre y yo tuvimos que unirnos para trabajar y poder sostener a mis tres hermanos pequeños. Fue entonces cuando una anciana le habló de Cristo a mi madre y ella decidió aceptarlo. Después, ella comenzó a animarnos para que asistiéramos a la iglesia con ella. Mis hermanos pequeños lo hicieron con gusto, pero yo tenía demasiado odio y cólera en mi corazón y no creía que ese asunto fuera para gente como yo; así que comencé a asistir porque mi madre decía que tenía que hacerlo, pero no porque quisiera. Cada vez que íbamos a las reuniones del campo blanco (célula) era una tortura para mí, especialmente porque siempre me hacían la invitación directa para aceptar a Jesús; así que un día decidí levantar la mano, pero sólo para que dejaran de preguntarme.
No puedo decir que sentí una transformación milagrosa, ni nada por el estilo; pero lo que sí sé, es que a pesar de mi resistencia, ese fue el momento en el que Jesús me tomó y comenzó a trabajar en mi corazón, que estaba lleno de odio y cólera contra Él y contra el mundo. Tuvieron que pasar un poco más de tres años y medio para que de verdad yo rindiera mi corazón a Jesús. Dios usó a una pareja de pastores jóvenes que llegaron a hacerse cargo del campo blanco. A través de ellos comencé a experimentar el amor de Jesús de una manera real, y comprendí que lo que Él deseaba era tener una relación íntima y personal conmigo; así que un domingo por la tarde, me arrodillé en mi casa a solas y me rendí totalmente al amor incondicional de Jesús. Ese día comencé no una senda de rosas, sino una aventura maravillosa en la que ha habido de todo: lágrimas, caídas, confesión, perdón, dolor, tristeza, humillación, risa, carcajadas, consuelo y muchas cosas más, pero en la que ha sobreabundado SU GRACIA Y SU AMOR INCONDICIONAL.
Tuve el privilegio de que el campo blanco en el que inicié mi vida cristiana, pertenecía a la única iglesia de Las Asambleas de Dios que en ese tiempo (1981-1984) enseñaba sobre la obra misionera mundial. Allí escuché las primeras historias de misioneros y también conocí a las primeras dos guatemaltecas que salieron como misioneras a Colombia. Ellas inspiraron mi vida con su visión y ejemplo. Luego tuve la dicha de que la pareja de pastores jóvenes que se hicieron cargo del campo blanco, también tenía una visión mundial; así que el discipulado que recibí fue uno en el que aprendía que la gran comisión era también mi responsabilidad. Un día, después de escuchar una historia misionera, en un momento de emoción le dije a Jesús: «Eso es lo que yo quiero ser», pero nunca me imaginé en qué lío me estaba metiendo. Qué bueno, porque si lo hubiera pensado mucho, quizás nunca lo habría dicho.
Después de este momento de emoción, me envolví en el trabajo, los estudios y la tarea de sacar adelante a mi familia; así que me olvidé de lo que había dicho, pero el Señor no se olvidó, porque aunque yo no entendía, Él estaba trabajando en mi vida. Los años que siguieron, fueron años difíciles; no sólo por mi responsabilidad familiar, sino también por la etapa de formación de mi carácter y vida cristiana que en la que Dios actuó en mí. Hubo momentos muy dolorosos, pero ahora entiendo que Él me estaba preparando para lo que venía por delante.
En el año 1989, el Señor comenzó a inquietar mi corazón para servirle en el ministerio a tiempo completo, y allí comenzó otra etapa de la aventura con Él. En febrero de 1990, Dios me bautizó con el Espíritu Santo y un año después, bajo su dirección, decidí hacerme miembro de la Iglesia Central de las Asambleas de Dios. Ese mismo año, Él comenzó un trabajo especial para que esta congregación se convirtiera en una iglesia con visión mundial. Desde ese año hasta principios de 1994, El Señor me permitió servir en diferentes ministerios en la iglesia. Esta fue la etapa que Él usó para enseñarme a conocer los dones que me ha dado, y para continuar la formación de mi carácter en diferentes áreas. Doy gracias a Dios porque aprendí, juntamente con mi iglesia, a conocer el corazón misionero de Dios.
En 1994 renuncié a mi trabajo secular y me embarqué en la aventura de servir al Señor a tiempo completo. También inicié la etapa de educación formal para el ministerio misionero. En ese año comencé a viajar a diferentes partes del país para visitar las iglesias de Las Asambleas de Dios, y compartir con ellos el corazón misionero de Dios. Además iniciamos, en mi iglesia local (Iglesia Central Asambleas de Dios), un programa de misiones domésticas, a través de expediciones de corto plazo a diferentes áreas de mí país. En 1995, estaba bien ocupada en el servicio y con el sueño de salir al campo, pero no sabía a dónde, así que un día le dije al Señor: «Tú sabes que yo deseo ser una misionera, pero no sé a dónde quieres enviarme, puedes decirme hoy?»; y aunque usted no lo crea, a pesar de que en mi oración mencioné la palabra «hoy», no espera50 ba la respuesta tan rápido; pero Él me respondió y me dijo: «CHINA ». ¡Qué locura! Así que me lo guardé por algún tiempo, pero Él no me dejó tranquila hasta que lo comencé a confesar; y fue allí cuando Él comenzó a glorificarse una vez más. Dios comenzó a abrir las puertas de una manera increíble, y cuando menos lo pensé, en marzo de 1999, estaba en un avión rumbo a China para un viaje de exploración.
Después de mi regreso del viaje de exploración, me quedé dos años en mi país para terminar la capacitación en las áreas que descubrí que necesitaba hacerlo, y para esperar por las congregaciones que decidieran ser parte del equipo para llevar las buenas nuevas a China. El 18 de junio de 2001, salí de nuevo. Esta vez para vivir en China por dos años, con el propósito de aprender el idioma. Estar en un país tan lejano, sin mi familia, mi mejor amiga, ni mi comida favorita no fue fácil, pero creo que lo más difícil fue tener que comenzar de cero en todo, especialmente viniendo de un ambiente en el que, según yo, sabía muchas cosas y me creía que era alguien. Pues malas noticias, aquí nadie sabía quién era yo. No sabía cómo hacer la mayoría de las cosas que tenía que hacer aquí y no sabía hablar el idioma, así que tenía que depender de otros, y lo que es peor, aún había muchas cosas sobre mí que no sabía. Los primeros meses fueron tremendos, pero gracias a Dios por SU GRACIA Y AMOR INCONDICIONAL, porque ellos me sacaron adelante y, sobre todo, me están enseñando paso a paso a rendirme todos los días y a ver cómo trabaja Él.
Durante los primeros dos años, la tarea de aprender el idioma trajo a mi vida una presión tremenda; no sólo porque el idioma es difícil de aprender, sino por la sensación de que no estoy haciendo nada. A eso se suma el momento en que tenía que sentarme a escribir mi carta de oración. Lo primero que venía a mi mente era la pregunta que, según yo, muchos se harían al recibirla: «¿cuántos convertidos? », y en uno de esos momentos, un día el Señor me dijo: «¿Por qué tienes pena? ¿Dependes de ellos o dependes de mí? Porque si dependes de mí, yo nunca te dejaré y siempre habrá quién escuche mi voz y me obedezca». A partir de ese momento, pude escribir con libertad y gozo.
En el 2003 se terminó la primera etapa de dos años; pero antes de regresar a mi país tuve una experiencia que impactó mi vida y me aseguró que estoy en el lugar correcto. Fue cuando una mujer joven que conocí en 1999, en una de las aldeas de China, cuando me dijo adiós, me abrazó y me dijo: «Gracias por decirme quién es Jesús, regresa pronto». Así que cuando regresé a visitarla, le llevé una Biblia y le dije: «Este libro es para que conozcas mejor a Jesús». En agosto de 2004, regresé a China para mi segunda etapa de servicio.
Esta vez el enfoque del aprendizaje del idioma no ha sido tan fuerte, ya que El Señor me ha dado la oportunidad de colaborar en un programa para alcanzar drogadictos. Ha sido una experiencia tremenda, con muchas satisfacciones, pero también con muchos desencantos, ya que no es fácil ver a muchos renunciar, porque es muy difícil vivir sin las drogas. Como equipo, hemos visto muchos milagros en hombres y mujeres que no tenían nada por qué vivir, pero que ahora tienen a Jesús y Su llamado para alcanzar a otros como ellos. En este proyecto me ha tocado hacer de todo, desde enseñar inglés, enseñar a cocinar platillos internacionales para un restaurante, cuidar a una drogadicta durante toda una noche cuando inicia su etapa de regeneración, o hacerle de payaso. Sin embargo, ha sido un gozo, porque todo redunda para que ellos no sólo oigan, sino que también experimenten el amor de Jesús en sus vidas. Así mismo, el Señor me abrió la puerta para entrenar a jóvenes que desean alcanzar a los niños chinos con las buenas nuevas. Esto ha sido un sueño hecho realidad, porque creo que si entrenamos a los nacionales, ellos pueden hacer un mejor trabajo para alcanzar a sus compatriotas.
En marzo de 2005, después de una experiencia especial, el Señor puso en mi camino a una joven para discipularla. No saben el gozo que me da ver a esta joven con tanta hambre por tener una verdadera relación personal con Jesús.
En estos momentos (julio de 2005), estoy en un tiempo de transición, ya que a finales del mes me voy a vivir a otra ciudad, más cerca del grupo étnico que Dios ha puesto en mi corazón. Otro sueño hecho realidad, pero una vez más, a comenzar de cero en muchas cosas. Allí, mi contacto será con estudiantes de nivel medio y mi esperanza es que el Señor me ayude a compartir Su amor con ellos. Además, se iniciará una etapa de exploración para trabajo comunitario en el área rural cercana. No tenemos muchos planes concretos (voy con una compañera), pero sabemos que es el lugar y es el tiempo; así que sólo tenemos que obedecer y entrar por la puerta que el Señor ha abierto, seguras de que adentro hay muchos desafíos que enfrentar, pero muchas sorpresas y mucho gozo por venir al experimentar la manera en que Él se va a glorificar.
No es fácil compartir el mensaje en un ambiente de persecución, temor, extrema vigilancia y muchas otras cosas negativas que muchas veces me frustran. Sin embargo, Dios me ha enseñado a estar quieta y esperar a ver cómo hace su obra, a pesar de y en medio de esas circunstancias, porque el pueblo chino también tiene derecho a conocer de SU GRACIA Y AMOR INCONDICIONAL.


 

 

 

Conclusión

Bolivia no tiene excusas para no cumplir su rol de iglesia que envía misioneros, es una iglesia que goza de personas y de recursos para poder sostener a misioneros en lugares no alcanzados. Si cada cristiano en Bolivia invirtiera solo 1$us americano mensual tendríamos una cantidad significativa para poder enviar misioneros al mundo entero.
Mediante este trabajo queremos animarte a ti, que eres parte de la iglesia boliviana, a tomar tu posición dentro del ejército de Dios que tomara las naciones para el reino eterno. No existe escusa para no hacer la obra misionera.
Es el tiempo de salir y ganar el mundo para Dios, levántate y Ve!!





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